Un edificio sostenible es un inmueble que ha sido diseñado o adaptado para cumplir la actividad para la que fue construido; sin embargo, sus espacios y componentes operativos están pensados para trabajar de forma eficiente y de manera respetuosa con el planeta y las personas que desarrollan sus actividades diarias al interior y exterior del mismo.
Existen tres elementos básicos sobre un edificio sustentable: (i) Están enfocados a que su construcción y operación generen menos emisiones de CO2, fomenta la biodiversidad del entorno y utiliza materiales de bajo impacto ambiental; (ii) Considera la salud de los individuos que los usan o que se encuentran en los alrededores, como por ejemplo cuidan la iluminación natural, la correcta regulación térmica, una buena calidad del aire interior y la accesibilidad. (iii) Por último, destaca su eficiencia, no solo energética, sino también en la gestión de recursos y residuos, elementos que favorecen el ahorro económico.
A nivel global se ha estimado que las operaciones y construcción de edificios producen alrededor de un 38% de todas las emisiones de CO2relacionadas con la energía[1]. Existe una apuesta para reducir el impacto en el medioambiente mediante la implementación de nuevas tecnologías en para las nuevas construcciones, utilizando métodos y materiales renovables, de fácil recuperación. Entre los elementos actualmente utilizados es la implementación de fuentes naturales de iluminación, sistemas eficientes de regulación térmica, o identificar oportunidades para facilitar la accesibilidad para todos sus visitantes.
Se calcula que la población a nivel mundial aumente aproximadamente en 2,000 millones de personas en los próximos 30 años[2]. Por tal motivo, este nuevo número de personas requerirán una vivienda, contar con lugares de trabajo, contar con escuelas u hospitales, entre otro tipo de edificaciones que requerirán contar con los servicios mínimos necesarios para desarrollar actividades, y de forma inherente estarán incrementando sus emisiones de CO2.
Resultado de los esfuerzos de investigación y desarrollo por diversas organizaciones se han creados nuevos métodos y materiales constructivos, que permitan diseñar y hacer realidad construcciones que apenas tengan impacto sobre el medioambiente y, además, resulten más saludables y respetuosas con las personas.
Debido a que el acero y el cemento representan los mayores costos durante el proceso de construcción existe una mayor atención en que estos sean producidos de forma eficiente y con menores costos. En el caso del acero, existe una mayor atención en descarbonizar (reducir sus emisiones de CO2) su proceso mediante la implementación de nuevas tecnologías con hornos más eficientes, algunas funcionando con gas natural y utilizando hierro de reducción directa o briquetas de hierro caliente, que son más eficientes fabricar acero. En lo que respecta alcemento, actualmente existe productos conocidos como cementos bajos en emisiones de CO2, que emiten menor cantidad de dióxido de carbono en su producción. Cada saco de este cemento equivale a sacar un automóvil de circulación, es decir, 13 toneladas de CO2.
Para calcular el impacto que un edificio tiene en el medioambiente no basta con medir las emisiones relacionadas con su uso, sino que se comienza a evaluar cada material en el proceso de construcción y de las remodelaciones. Y es que, desde el preciso momento en que se crean o extraen los materiales necesarios para levantar o remodelar un edificio, comienza su inevitable impacto en el medioambiente. La investigación y el uso de nuevos materiales que sustituyan o complementen los más tradicionales (como el ladrillo y el hormigón) juegan un papel fundamental en el sector de la construcción sostenible. Actualmente se están desarrollando alternativas basadas en fibras de origen vegetal, bioplásticos e incluso materiales autorreparables gracias a la presencia de bacterias.
En las últimas décadas han surgido iniciativas / certificaciones que buscan avalar la sostenibilidad de los edificios. Para conseguir estas certificaciones, las construcciones deben cumplir con requisitos en categorías diferentes: salud y bienestar, energía, materiales, contaminación, agua, transporte, ecología, gestión, residuos e innovación. La descripción de algunos de los requisitos es:
Sistemas para evaluar el nivel de sostenibilidad de los edificios:
LEED: Certificación que ofrece una verificación independiente a las características sustentables de un desarrollo, permitiendo un diseño, construcción, operación y mantenimiento eficiente en su uso de recursos, con un alto desempeño, saludable y con una óptima relación entre costo y beneficio.
EDGE: Plataforma tecnológica de evaluación desarrollado por el IFC, miembro del Grupo del Banco Mundial, que integra las necesidades de contar con un sistema que sea medible y creíble y comparable de criterios de la construcción ecológica y proporcionar suficiente información para la inversión financiera sustentable.
GRESB: Certificador que recopila, valida, califica y compara datos ESG para proporcionar inteligencia comercial, herramientas de participación y soluciones de informes regulatorios
BREEAM: Certificación evalúa los impactos de los edificios y otorga una puntuación final tras aplicar un factor de ponderación ambiental que tiene en cuenta la importancia relativa de cada área de impacto. Es el método de evaluación y certificación de la sostenibilidad de la edificación con más de 591,000 edificios certificados en 90 países
Referencias:
Norma de Edificación Sustentable en México; https://biblioteca.semarnat.gob.mx/janium/Documentos/Ciga/agenda/DOFsr/DO3156.pdf
[1] UNEP; Emisiones del sector de los edificios alcanzaron nivel récord en 2019: informe de la ONU
[2] Naciones Unidas; Población